Informe sobre restos de plaguicidas en alimentos
El pasado día 14, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó su informe anual relativo al seguimiento que los diferentes países europeos realizan sobre la presencia de plaguicidas (que no pesticidas, una mala traducción del inglés) en diversos productos alimentarios, de cara a la evaluación de los riesgos que ello pudiera suponer. Bajo el término de plaguicidas se incluye toda una amplia gama de productos empleados como insecticidas, herbicidas, bactericidas, etc. Como ya viene siendo habitual en los últimos años, los resultados indican un nivel bajo de riesgo para la población europea. Tras cada publicación, he solido pensar hacerme eco de los resultados pero, al final, no me he acabado de decidir. Este año, sin embargo, me ha cogido caliente con el tema del glifosato (un plaguicida) sobre el que leí mucho para documentar la charla de la Quimiofobia de la que hablé hace poco y he decidido hacerlo. Ya han pasado varios días desde la publicación de la nota de prensa de la EFSA y salvo la agencia española homónima (AESAN) y algunas autonómicas, nadie en los medios parece considerar la noticia relevante, así que para eso está vuestro Búho.
El informe de la EFSA da resultados de dos paneles de datos. En el primero de ellos, EU MACP, se han analizado, de forma coordinada, los resultados de 13246 muestras aleatorias tomadas por los Estados miembros de la UE (mas Noruega e Islandia) y que se han centrado en doce productos alimenticios elegidos entre los más consumidos en Europa. Son análisis que se realizan cada tres años, para hacer un seguimiento de las tendencias. El último informe, al que estoy haciendo referencia, muestra los datos recogidos a lo largo de 2023, en el que se analizaron muestras de zanahorias, coliflores, kiwis, cebollas, naranjas, peras, patatas, judías secas, arroz integral, centeno, hígado de bovino y grasa de ave. El 99% de las muestras analizadas cumplían con la legislación de la UE, que establece unos límites máximos de residuos (LMR) de plaguicidas en alimentos. El resultado es coherente con el obtenido en 2020 (99,1 %), cuando se analizó la misma selección de productos por última vez. De esas muestras de 2023, el 71 % estaba libre de plaguicidas (al menos hasta el nivel que las técnicas actuales de análisis permiten hacerlo), mientras que el 28 % de ellas contenía uno o más residuos pero dentro de los límites legales. Solo el 1 % de las muestras superaban los LMR.
Al mismo tiempo, la EFSA ha publicado los resultados del llamado Programa Nacional Plurianual de Control (MANCP), que recoge datos de muestreos específicos, basados en el nivel de riesgo de los diferentes plaguicidas, realizados por cada uno de los países implicados en estos programas. En este caso, se analizaron hasta 132793 muestras, el 98 % de las cuales se ajustaban a la legislación de la UE. De nuevo, esa cifra es consistente con las obtenidas en 2021 y 2022 que fueron del 97% y el 98%, respectivamente. De las muestras de 2023, el 58 % no contenía residuos cuantificables, mientras que el 40 % contenía residuos dentro de los límites legales y solo el 2 % superaba los límites máximos autorizados (LMR).
Usando una herramienta interactiva proporcionada por la EFSA, se puede analizar la procedencia de las muestras investigadas y las diferencias existentes entre ellas en cuanto a contenido en plaguicidas. En general, los países mediterráneos son los que tienen un mayor porcentaje de muestras analizadas provenientes del propio país. En el caso concreto de España, el 76,4% de las muestras provienen del mercado español, solo el 2,3% de la UE, el 21,1% de terceros países y un 0,2% de origen desconocido. En general, las muestras importadas de terceros países son las que tienen porcentajes más altos de plaguicidas. Frente al 2% de muestras contaminadas en niveles superiores a los LMR en alimentos provenientes del propio país o de la UE, más del 6% de las importadas de terceros países excedían el nivel máximo permitido.
Los resultados de estos programas de seguimiento constituyen la fuente de información que permite a la EFSA calcular la exposición de los consumidores de la UE al conjunto de los residuos de plaguicidas, a través de la alimentación. Se trata de evaluar el riesgo, esto es, la probabilidad de que los consumidores se vean expuestos a una cantidad de residuos por encima de un determinado umbral de seguridad. Sobre la base de esa evaluación, la EFSA concluye que existe un riesgo bajo para la salud de los consumidores derivado de la exposición a residuos de plaguicidas en los alimentos analizados.
El informe contiene también un apartado específico dedicado al glifosato, donde se presentan todos los datos recibidos sobre el mismo o sobre las sustancias que puede generar en el organismo (metabolitos) o sus productos de degradación. Es importante recordar que, a pesar de lo que se suele decir por ahí, el glifosato está autorizado en la UE hasta el 15 de diciembre de 2033 y que puede utilizarse como sustancia activa en productos fitosanitarios, aunque en esa autorización se faculta a cada uno de los países miembros a tomar decisiones que restrinjan o prohiban el uso de este plaguicida. En 2023, 26 países analizaron residuos de glifosato en 15591 muestras de productos vegetales. Además, también se identificaron residuos en 674 muestras de piensos y 18 muestras de pescado.
En el 97,9% de las muestras de alimentos no se pudo cuantificar el glifosato por estar por debajo del límite de cuantificación (LOQ). Es decir, hasta los límites que hoy podemos medir la presencia de una sustancia de forma fiable con nuestras técnicas analíticas, el 97,9% de las muestras no tenían glifosato. En el 1,9% de las muestras, el glifosato se cuantificó en niveles superiores a ese LOQ pero inferiores al límite máximo permitido por la legislación (LMR), y en el 0,2% restante de las muestras los niveles de residuos superaron el LMR. Y algo muy importante, en las 399 muestras de alimentos infantiles investigadas no se cuantificaron residuos de glifosato.
Después de escribir la entrada me doy cuenta de las razones por las que he sido reacio a publicar este tipo de estudios. Estas enumeraciones de datos estadísticos resultan difíciles de roer. Así que para compensaros vamos a terminar con una música que acabe con el tedio. Escuchando a algunos de mis lectores que me echan en cara solo poner música clásica, Janis Joplin (1943-1970) y su “Me and Bobby McGee”. Llevo más de 50 años escuchándola y me sigue gustando.
El informe de la EFSA da resultados de dos paneles de datos. En el primero de ellos, EU MACP, se han analizado, de forma coordinada, los resultados de 13246 muestras aleatorias tomadas por los Estados miembros de la UE (mas Noruega e Islandia) y que se han centrado en doce productos alimenticios elegidos entre los más consumidos en Europa. Son análisis que se realizan cada tres años, para hacer un seguimiento de las tendencias. El último informe, al que estoy haciendo referencia, muestra los datos recogidos a lo largo de 2023, en el que se analizaron muestras de zanahorias, coliflores, kiwis, cebollas, naranjas, peras, patatas, judías secas, arroz integral, centeno, hígado de bovino y grasa de ave. El 99% de las muestras analizadas cumplían con la legislación de la UE, que establece unos límites máximos de residuos (LMR) de plaguicidas en alimentos. El resultado es coherente con el obtenido en 2020 (99,1 %), cuando se analizó la misma selección de productos por última vez. De esas muestras de 2023, el 71 % estaba libre de plaguicidas (al menos hasta el nivel que las técnicas actuales de análisis permiten hacerlo), mientras que el 28 % de ellas contenía uno o más residuos pero dentro de los límites legales. Solo el 1 % de las muestras superaban los LMR.
Al mismo tiempo, la EFSA ha publicado los resultados del llamado Programa Nacional Plurianual de Control (MANCP), que recoge datos de muestreos específicos, basados en el nivel de riesgo de los diferentes plaguicidas, realizados por cada uno de los países implicados en estos programas. En este caso, se analizaron hasta 132793 muestras, el 98 % de las cuales se ajustaban a la legislación de la UE. De nuevo, esa cifra es consistente con las obtenidas en 2021 y 2022 que fueron del 97% y el 98%, respectivamente. De las muestras de 2023, el 58 % no contenía residuos cuantificables, mientras que el 40 % contenía residuos dentro de los límites legales y solo el 2 % superaba los límites máximos autorizados (LMR).
Usando una herramienta interactiva proporcionada por la EFSA, se puede analizar la procedencia de las muestras investigadas y las diferencias existentes entre ellas en cuanto a contenido en plaguicidas. En general, los países mediterráneos son los que tienen un mayor porcentaje de muestras analizadas provenientes del propio país. En el caso concreto de España, el 76,4% de las muestras provienen del mercado español, solo el 2,3% de la UE, el 21,1% de terceros países y un 0,2% de origen desconocido. En general, las muestras importadas de terceros países son las que tienen porcentajes más altos de plaguicidas. Frente al 2% de muestras contaminadas en niveles superiores a los LMR en alimentos provenientes del propio país o de la UE, más del 6% de las importadas de terceros países excedían el nivel máximo permitido.
Los resultados de estos programas de seguimiento constituyen la fuente de información que permite a la EFSA calcular la exposición de los consumidores de la UE al conjunto de los residuos de plaguicidas, a través de la alimentación. Se trata de evaluar el riesgo, esto es, la probabilidad de que los consumidores se vean expuestos a una cantidad de residuos por encima de un determinado umbral de seguridad. Sobre la base de esa evaluación, la EFSA concluye que existe un riesgo bajo para la salud de los consumidores derivado de la exposición a residuos de plaguicidas en los alimentos analizados.
El informe contiene también un apartado específico dedicado al glifosato, donde se presentan todos los datos recibidos sobre el mismo o sobre las sustancias que puede generar en el organismo (metabolitos) o sus productos de degradación. Es importante recordar que, a pesar de lo que se suele decir por ahí, el glifosato está autorizado en la UE hasta el 15 de diciembre de 2033 y que puede utilizarse como sustancia activa en productos fitosanitarios, aunque en esa autorización se faculta a cada uno de los países miembros a tomar decisiones que restrinjan o prohiban el uso de este plaguicida. En 2023, 26 países analizaron residuos de glifosato en 15591 muestras de productos vegetales. Además, también se identificaron residuos en 674 muestras de piensos y 18 muestras de pescado.
En el 97,9% de las muestras de alimentos no se pudo cuantificar el glifosato por estar por debajo del límite de cuantificación (LOQ). Es decir, hasta los límites que hoy podemos medir la presencia de una sustancia de forma fiable con nuestras técnicas analíticas, el 97,9% de las muestras no tenían glifosato. En el 1,9% de las muestras, el glifosato se cuantificó en niveles superiores a ese LOQ pero inferiores al límite máximo permitido por la legislación (LMR), y en el 0,2% restante de las muestras los niveles de residuos superaron el LMR. Y algo muy importante, en las 399 muestras de alimentos infantiles investigadas no se cuantificaron residuos de glifosato.
Después de escribir la entrada me doy cuenta de las razones por las que he sido reacio a publicar este tipo de estudios. Estas enumeraciones de datos estadísticos resultan difíciles de roer. Así que para compensaros vamos a terminar con una música que acabe con el tedio. Escuchando a algunos de mis lectores que me echan en cara solo poner música clásica, Janis Joplin (1943-1970) y su “Me and Bobby McGee”. Llevo más de 50 años escuchándola y me sigue gustando.